Todos esperamos algo. Personas, hechos, oportunidades, palabras...
El problema de la espera es que nos vuelve impredecibles, hasta para nosotros mismos.
Mientras esperamos, pensamos... e imaginamos un sinnúmero de potenciales escenarios para cuando llegue el momento.
Planeamos actitudes, movimientos y diálogos que nunca terminarán resultando como nuestra cabeza nos dijo que serían.
Y mientras mayor es la espera, más ideal y utópica se torna, con gran elocuencia, en nuestra maquiavélica mente.
Así, lo más triste de "esperar" quizás sea que, en algún momento, llegamos a creer que valdrá la pena... sólo por el tiempo que se tomó en llegar.
Imagen: www.foro.elaleph.com
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